Los mormones, el nacionalismo y la política

10 Octubre 2008
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JOSÉ SMITH —profeta, vidente y revelador, según la creencia mormona— también fue alcalde, tesorero, teniente general y candidato a la presidencia de Estados Unidos. Fieles a su ejemplo, muchos mormones son enérgicos activistas políticos. La Iglesia se enorgullece de su legado estadounidense y afirma que Dios dirigió la redacción de la Constitución de Estados Unidos. Brigham Young dijo: “Cuando [...] el Reino de Dios gobierne, la bandera de Estados Unidos ondeará con orgullo impoluta en el asta de la Libertad y la igualdad de derechos, sin mancha alguna”.

El duodécimo de Los artículos de fe declara: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley”.

¿Hasta dónde alcanza su sujeción? Cuando Estados Unidos entró en la I Guerra Mundial, el élder Stephen L. Richards afirmó: “Nadie es más leal al gobierno de Estados Unidos que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. “Cuando luchemos, venceremos por el poder de Dios”, dijo otro élder.

El artículo duodécimo también se aplicó al otro lado del campo de batalla. Christine E. King, profesora de la Universidad de Staffordshire, escribió: “A los mormones alemanes se les alentó a tomar las armas por su país y a orar por su victoria”. La Iglesia alegó que no estaban luchando contra sus hermanos mormones de Gran Bretaña o Estados Unidos, sino contra representantes de esos gobiernos. “Tal distinción, aunque obvia, sirvió para disipar las dudas morales y religiosas de los mormones alemanes.”

Cuando Hitler subió al poder, la política mormona de apoyo incondicional continuó. “Los nazis no encontraron ninguna resistencia ni atisbo de crítica en los mormones”, escribió la profesora King. El énfasis que ponía la doctrina mormona en la pureza racial y el patriotismo le fue muy útil a la Iglesia. Para muchos mormones, “los vínculos que existían entre su fe y la política del Tercer Reich, eran claros”. Hubo varios mormones que se atrevieron a oponerse a Hitler, pero no recibieron ningún apoyo de los dirigentes de su religión. “La Iglesia era patriótica y leal, y condenaba cualquier ataque al gobierno nazi.”

La Iglesia incluso excomulgó con carácter póstumo a un disidente después que los nazis lo hubieron ejecutado. (Dicho disidente, llamado Helmut Hübener, fue rehabilitado en 1948).

Qué diferente la postura de aquellos a quienes El Libro de Mormón alaba en Alma 26:32: “Prefieren sacrificar sus vidas antes que arrebatar la vida aun a su enemigo; y han enterrado sus armas de guerra profundamente en la tierra a causa de su amor por sus hermanos”.

Jesús razonó con Pilato: “Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos”. (Juan 18:36, Reina-Valera, 1960.) Si sus discípulos no debían tomar las armas para defender al propio Hijo de Dios, mucho menos lo harían en una guerra entre gobiernos. Es más, tenían que amar a sus enemigos. (Mateo 5:44; 2 Corintios 10:3, 4.)

Hoy en día hay cristianos verdaderos que han mantenido estricta neutralidad individualmente y como grupo. El libro Mothers in the Fatherland (Madres en la patria) dice: “Desde sus inicios los testigos de Jehová se habían mantenido firmes en su postura de permanecer separados de todos los estados”. Por consiguiente, durante el reinado de terror de Hitler “prácticamente todos ellos se negaron rotundamente a prestar cualquier tipo de obediencia al estado nazi”.

Aunque miles de ellos sufrieron martirio, los testigos de Jehová tomaron a pecho las palabras de Jesús: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35, RV).
 
Re: Los mormones, el nacionalismo y la política

JOSÉ SMITH —profeta, vidente y revelador, según la creencia mormona— también fue alcalde, tesorero, teniente general y candidato a la presidencia de Estados Unidos. Fieles a su ejemplo, muchos mormones son enérgicos activistas políticos. La Iglesia se enorgullece de su legado estadounidense y afirma que Dios dirigió la redacción de la Constitución de Estados Unidos. Brigham Young dijo: “Cuando [...] el Reino de Dios gobierne, la bandera de Estados Unidos ondeará con orgullo impoluta en el asta de la Libertad y la igualdad de derechos, sin mancha alguna”.

El duodécimo de Los artículos de fe declara: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley”.

¿Hasta dónde alcanza su sujeción? Cuando Estados Unidos entró en la I Guerra Mundial, el élder Stephen L. Richards afirmó: “Nadie es más leal al gobierno de Estados Unidos que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. “Cuando luchemos, venceremos por el poder de Dios”, dijo otro élder.

El artículo duodécimo también se aplicó al otro lado del campo de batalla. Christine E. King, profesora de la Universidad de Staffordshire, escribió: “A los mormones alemanes se les alentó a tomar las armas por su país y a orar por su victoria”. La Iglesia alegó que no estaban luchando contra sus hermanos mormones de Gran Bretaña o Estados Unidos, sino contra representantes de esos gobiernos. “Tal distinción, aunque obvia, sirvió para disipar las dudas morales y religiosas de los mormones alemanes.”

Cuando Hitler subió al poder, la política mormona de apoyo incondicional continuó. “Los nazis no encontraron ninguna resistencia ni atisbo de crítica en los mormones”, escribió la profesora King. El énfasis que ponía la doctrina mormona en la pureza racial y el patriotismo le fue muy útil a la Iglesia. Para muchos mormones, “los vínculos que existían entre su fe y la política del Tercer Reich, eran claros”. Hubo varios mormones que se atrevieron a oponerse a Hitler, pero no recibieron ningún apoyo de los dirigentes de su religión. “La Iglesia era patriótica y leal, y condenaba cualquier ataque al gobierno nazi.”

La Iglesia incluso excomulgó con carácter póstumo a un disidente después que los nazis lo hubieron ejecutado. (Dicho disidente, llamado Helmut Hübener, fue rehabilitado en 1948).

Qué diferente la postura de aquellos a quienes El Libro de Mormón alaba en Alma 26:32: “Prefieren sacrificar sus vidas antes que arrebatar la vida aun a su enemigo; y han enterrado sus armas de guerra profundamente en la tierra a causa de su amor por sus hermanos”.

Jesús razonó con Pilato: “Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos”. (Juan 18:36, Reina-Valera, 1960.) Si sus discípulos no debían tomar las armas para defender al propio Hijo de Dios, mucho menos lo harían en una guerra entre gobiernos. Es más, tenían que amar a sus enemigos. (Mateo 5:44; 2 Corintios 10:3, 4.)

Hoy en día hay cristianos verdaderos que han mantenido estricta neutralidad individualmente y como grupo. El libro Mothers in the Fatherland (Madres en la patria) dice: “Desde sus inicios los testigos de Jehová se habían mantenido firmes en su postura de permanecer separados de todos los estados”. Por consiguiente, durante el reinado de terror de Hitler “prácticamente todos ellos se negaron rotundamente a prestar cualquier tipo de obediencia al estado nazi”.

Aunque miles de ellos sufrieron martirio, los testigos de Jehová tomaron a pecho las palabras de Jesús: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35, RV).

otra vez con eso? :zzz: que hueva en serio, ponete a predicar lo que creen ustedes eso edifica mas, nosotros nos podemos encargar de predicar nuestras creencias.
 
Re: Los mormones, el nacionalismo y la política

JOSÉ SMITH —profeta, vidente y revelador, según la creencia mormona— también fue alcalde, tesorero, teniente general y candidato a la presidencia de Estados Unidos. Fieles a su ejemplo, muchos mormones son enérgicos activistas políticos. La Iglesia se enorgullece de su legado estadounidense y afirma que Dios dirigió la redacción de la Constitución de Estados Unidos. Brigham Young dijo: “Cuando [...] el Reino de Dios gobierne, la bandera de Estados Unidos ondeará con orgullo impoluta en el asta de la Libertad y la igualdad de derechos, sin mancha alguna”.

El duodécimo de Los artículos de fe declara: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley”.

¿Hasta dónde alcanza su sujeción? Cuando Estados Unidos entró en la I Guerra Mundial, el élder Stephen L. Richards afirmó: “Nadie es más leal al gobierno de Estados Unidos que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. “Cuando luchemos, venceremos por el poder de Dios”, dijo otro élder.

El artículo duodécimo también se aplicó al otro lado del campo de batalla. Christine E. King, profesora de la Universidad de Staffordshire, escribió: “A los mormones alemanes se les alentó a tomar las armas por su país y a orar por su victoria”. La Iglesia alegó que no estaban luchando contra sus hermanos mormones de Gran Bretaña o Estados Unidos, sino contra representantes de esos gobiernos. “Tal distinción, aunque obvia, sirvió para disipar las dudas morales y religiosas de los mormones alemanes.”

Cuando Hitler subió al poder, la política mormona de apoyo incondicional continuó. “Los nazis no encontraron ninguna resistencia ni atisbo de crítica en los mormones”, escribió la profesora King. El énfasis que ponía la doctrina mormona en la pureza racial y el patriotismo le fue muy útil a la Iglesia. Para muchos mormones, “los vínculos que existían entre su fe y la política del Tercer Reich, eran claros”. Hubo varios mormones que se atrevieron a oponerse a Hitler, pero no recibieron ningún apoyo de los dirigentes de su religión. “La Iglesia era patriótica y leal, y condenaba cualquier ataque al gobierno nazi.”

La Iglesia incluso excomulgó con carácter póstumo a un disidente después que los nazis lo hubieron ejecutado. (Dicho disidente, llamado Helmut Hübener, fue rehabilitado en 1948).

Qué diferente la postura de aquellos a quienes El Libro de Mormón alaba en Alma 26:32: “Prefieren sacrificar sus vidas antes que arrebatar la vida aun a su enemigo; y han enterrado sus armas de guerra profundamente en la tierra a causa de su amor por sus hermanos”.

Jesús razonó con Pilato: “Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos”. (Juan 18:36, Reina-Valera, 1960.) Si sus discípulos no debían tomar las armas para defender al propio Hijo de Dios, mucho menos lo harían en una guerra entre gobiernos. Es más, tenían que amar a sus enemigos. (Mateo 5:44; 2 Corintios 10:3, 4.)

Hoy en día hay cristianos verdaderos que han mantenido estricta neutralidad individualmente y como grupo. El libro Mothers in the Fatherland (Madres en la patria) dice: “Desde sus inicios los testigos de Jehová se habían mantenido firmes en su postura de permanecer separados de todos los estados”. Por consiguiente, durante el reinado de terror de Hitler “prácticamente todos ellos se negaron rotundamente a prestar cualquier tipo de obediencia al estado nazi”.

Aunque miles de ellos sufrieron martirio, los testigos de Jehová tomaron a pecho las palabras de Jesús: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35, RV).

:Carcajada