¿Ha vivido usted antes?

10 Octubre 2008
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“RECUERDO muchas de mis vidas pasadas... a veces era varón; en otras ocasiones, mujer.” La actriz Shirley MacLaine explica en su libro Out on a Limb, que ha sido un éxito de venta, cómo llegó a esa conclusión. Al principio le “asombró descubrir que la reencarnación no solo era parte integrante de la mayoría de las creencias orientales [...] sino también que muchísimos pensadores notables de Occidente compartían este punto de vista”.

Sí, más personas de las que usted se imagina —incluso centenares de millones de budistas e hindúes— creen que han vivido antes. Creen que algo dentro de ellas —muchas lo llaman el alma— sobrevive a la muerte en una o más existencias sucesivas. Este “algo” regresa en forma humana o, como algunos afirman, en forma animal o hasta vegetal. La mayoría concuerda en que el propósito de esto es purificar gradualmente el alma o llevar al individuo a la perfección absoluta.

Hay que admitirlo, la idea de haber vivido antes o de quizás volver a vivir puede resultar fascinante, hasta consoladora. Pero ¿es cierta?

¿Existió usted en la región espiritual?

“Sí”, dice la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día, a cuyos miembros se les llama comúnmente mormones. El fallecido James E. Talmage, apóstol de la iglesia, escribió acerca de las “muchas pruebas bíblicas de que los espíritus de la humanidad existieron antes de su período de pruebas terrestres... una condición en la que estos seres inteligentes vivieron y ejercieron su libre albedrío antes de adoptar tabernáculos corporales”.

Es cierto, Jesús, el Hijo de Dios, existió en el cielo antes de vivir en la Tierra.
(Juan 6:38, 62.) De hecho, esto fue lo que llevó a Talmage a escribir que “es consecuente deducir que si Su nacimiento terrestre fue la unión de un espíritu preexistente o antemortal con un cuerpo mortal, también lo es el nacimiento de cada miembro de la familia humana”.

Mientras estuvo en el cielo, Jesús fue siempre obediente a su Padre. Por lo tanto, está claro que su residencia temporal en la Tierra no se planeó con el propósito de hacerlo pasar por un “período de prueba terrestre”, como si fuera un pecador. Al contrario, era un humano perfecto, sin pecado, capaz de redimir a los pecadores, y de “dar su alma en rescate en cambio por muchos”. (Mateo 20:28.) De modo que Jesucristo fue único, “un solo mediador entre Dios y los hombres”. (1 Timoteo 2:5, 6.) Su asignación de servicio en la Tierra fue solo temporal. Después de cumplir con ella, pudo regresar a su verdadero hogar, al cielo.

Pero en vista de estos hechos, ¿podemos decir que el cielo sea nuestro hogar del mismo modo que pudo decirlo él?

En forma humana, pero sin ser humano

En tiempos pasados, criaturas de espíritu invisibles, o sea, ángeles, materializaron cuerpos humanos visibles por mandato de Dios. (Génesis 19:1; Lucas 1:26-28.) Pero en los días de Noé, algunos de ellos se materializaron por iniciativa propia. ¿Por qué? Con el propósito egoísta de tener relaciones sexuales con las mujeres. (Génesis 6:2.) Puesto que este no era el arreglo de Dios para los ángeles, el paso que dieron fue uno de desobediencia. La Biblia los llama “los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación”. (Judas 6.) Claramente, pues, el cielo es el “debido lugar de habitación” de los ángeles, así como la Tierra lo es para los humanos. (Compárese con Salmo 115:16; 1 Corintios 15:39, 40.)

Jesús, en realidad, “vino a ser carne” cuando vino a la Tierra. (Juan 1:14.) No sucedió así en el caso de aquellos ángeles. Ellos simplemente materializaron cuerpos humanos, los cuales abandonaron al tiempo del Diluvio para regresar a la región de los espíritus. No obstante, debido a su rebelión, Dios los confinó a “hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio”. Ya no podrían materializar cuerpos carnales para vivir en la Tierra. (2 Pedro 2:4.)

Por lo tanto, no se pueden usar apropiadamente los ejemplos de Jesús y de los ángeles que se materializaron para probar que los humanos existieron en la región espiritual “antes de su período de prueba terrestre”, como enseñan los mormones. Pero ¿descarta esto la posibilidad de que hayamos vivido vidas anteriores como humanos aquí en la Tierra?

El propósito de Dios al crear el alma

En realidad, la clave para determinar si el hombre ha vivido antes o no —ya sea en la región espiritual o en la Tierra— es definir si este tiene un alma inmortal o no. Génesis 2:7 describe la creación del primer alma humana de esta manera: “Y Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”.

Note que no se describe al alma como algo diferente y separado del cuerpo sin vida. De hecho, fue solo después que Dios vigorizó al cuerpo sin vida por medio del “aliento de vida”, lo cual lo hizo respirar, que el alma Adán llegó a vivir. Cuando la respiración se detiene y la fuerza de vida cesa, el cuerpo queda de nuevo sin vida. El hombre “vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos”. (Salmo 146:4.) Tiene que esperar al día de la resurrección para volver a vivir. (Juan 5:28, 29.) Mientras tanto, no puede haber “trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría” en la condición de muerto. (Eclesiastés 9:5, 10.) En pocas palabras, el alma está muerta.

Docenas de textos bíblicos muestran que el alma es destructible, lo cual descarta claramente la inmortalidad del alma humana. (Ezequiel 18:4, 20; Salmo 22:29; Hechos 3:23; Revelación 16:3.) Habiendo muerto el alma, ¿queda algo que pueda transmitirse para que viva de nuevo en otro cuerpo? Además, ¿por qué siquiera debe haber la necesidad de transmitir algo? Cuando Dios creó las almas humanas dijo que eran ‘muy buenas’. Pudo decir eso porque fueron creadas perfectas, hechas para vivir en la Tierra para siempre. (Génesis 1:31.) Eran almas que no necesitaban purificación; ya eran moralmente puras. Tampoco eran almas que tuvieran que morir para volver a vivir. Tenían la perspectiva de vida eterna dentro del marco de su existencia original en la Tierra.

La respuesta de la Biblia a si usted ha vivido antes —ya sea en la región espiritual o en la Tierra— es muy clara. Igualmente clara es la oportunidad que Dios le brinda de, un día, vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. ¿Le interesaría aprender más sobre ello? Contacte a los testigos de Jehová de su localidad, ellos se lo explicarán con ayuda de la Biblia.
 
Re: ¿Ha vivido usted antes?

“RECUERDO muchas de mis vidas pasadas... a veces era varón; en otras ocasiones, mujer.” La actriz Shirley MacLaine explica en su libro Out on a Limb, que ha sido un éxito de venta, cómo llegó a esa conclusión. Al principio le “asombró descubrir que la reencarnación no solo era parte integrante de la mayoría de las creencias orientales [...] sino también que muchísimos pensadores notables de Occidente compartían este punto de vista”.

Sí, más personas de las que usted se imagina —incluso centenares de millones de budistas e hindúes— creen que han vivido antes. Creen que algo dentro de ellas —muchas lo llaman el alma— sobrevive a la muerte en una o más existencias sucesivas. Este “algo” regresa en forma humana o, como algunos afirman, en forma animal o hasta vegetal. La mayoría concuerda en que el propósito de esto es purificar gradualmente el alma o llevar al individuo a la perfección absoluta.

Hay que admitirlo, la idea de haber vivido antes o de quizás volver a vivir puede resultar fascinante, hasta consoladora. Pero ¿es cierta?

¿Existió usted en la región espiritual?

“Sí”, dice la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día, a cuyos miembros se les llama comúnmente mormones. El fallecido James E. Talmage, apóstol de la iglesia, escribió acerca de las “muchas pruebas bíblicas de que los espíritus de la humanidad existieron antes de su período de pruebas terrestres... una condición en la que estos seres inteligentes vivieron y ejercieron su libre albedrío antes de adoptar tabernáculos corporales”.

Es cierto, Jesús, el Hijo de Dios, existió en el cielo antes de vivir en la Tierra.
(Juan 6:38, 62.) De hecho, esto fue lo que llevó a Talmage a escribir que “es consecuente deducir que si Su nacimiento terrestre fue la unión de un espíritu preexistente o antemortal con un cuerpo mortal, también lo es el nacimiento de cada miembro de la familia humana”.

Mientras estuvo en el cielo, Jesús fue siempre obediente a su Padre. Por lo tanto, está claro que su residencia temporal en la Tierra no se planeó con el propósito de hacerlo pasar por un “período de prueba terrestre”, como si fuera un pecador. Al contrario, era un humano perfecto, sin pecado, capaz de redimir a los pecadores, y de “dar su alma en rescate en cambio por muchos”. (Mateo 20:28.) De modo que Jesucristo fue único, “un solo mediador entre Dios y los hombres”. (1 Timoteo 2:5, 6.) Su asignación de servicio en la Tierra fue solo temporal. Después de cumplir con ella, pudo regresar a su verdadero hogar, al cielo.

Pero en vista de estos hechos, ¿podemos decir que el cielo sea nuestro hogar del mismo modo que pudo decirlo él?

En forma humana, pero sin ser humano

En tiempos pasados, criaturas de espíritu invisibles, o sea, ángeles, materializaron cuerpos humanos visibles por mandato de Dios. (Génesis 19:1; Lucas 1:26-28.) Pero en los días de Noé, algunos de ellos se materializaron por iniciativa propia. ¿Por qué? Con el propósito egoísta de tener relaciones sexuales con las mujeres. (Génesis 6:2.) Puesto que este no era el arreglo de Dios para los ángeles, el paso que dieron fue uno de desobediencia. La Biblia los llama “los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación”. (Judas 6.) Claramente, pues, el cielo es el “debido lugar de habitación” de los ángeles, así como la Tierra lo es para los humanos. (Compárese con Salmo 115:16; 1 Corintios 15:39, 40.)

Jesús, en realidad, “vino a ser carne” cuando vino a la Tierra. (Juan 1:14.) No sucedió así en el caso de aquellos ángeles. Ellos simplemente materializaron cuerpos humanos, los cuales abandonaron al tiempo del Diluvio para regresar a la región de los espíritus. No obstante, debido a su rebelión, Dios los confinó a “hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio”. Ya no podrían materializar cuerpos carnales para vivir en la Tierra. (2 Pedro 2:4.)

Por lo tanto, no se pueden usar apropiadamente los ejemplos de Jesús y de los ángeles que se materializaron para probar que los humanos existieron en la región espiritual “antes de su período de prueba terrestre”, como enseñan los mormones. Pero ¿descarta esto la posibilidad de que hayamos vivido vidas anteriores como humanos aquí en la Tierra?

El propósito de Dios al crear el alma

En realidad, la clave para determinar si el hombre ha vivido antes o no —ya sea en la región espiritual o en la Tierra— es definir si este tiene un alma inmortal o no. Génesis 2:7 describe la creación del primer alma humana de esta manera: “Y Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”.

Note que no se describe al alma como algo diferente y separado del cuerpo sin vida. De hecho, fue solo después que Dios vigorizó al cuerpo sin vida por medio del “aliento de vida”, lo cual lo hizo respirar, que el alma Adán llegó a vivir. Cuando la respiración se detiene y la fuerza de vida cesa, el cuerpo queda de nuevo sin vida. El hombre “vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos”. (Salmo 146:4.) Tiene que esperar al día de la resurrección para volver a vivir. (Juan 5:28, 29.) Mientras tanto, no puede haber “trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría” en la condición de muerto. (Eclesiastés 9:5, 10.) En pocas palabras, el alma está muerta.

Docenas de textos bíblicos muestran que el alma es destructible, lo cual descarta claramente la inmortalidad del alma humana. (Ezequiel 18:4, 20; Salmo 22:29; Hechos 3:23; Revelación 16:3.) Habiendo muerto el alma, ¿queda algo que pueda transmitirse para que viva de nuevo en otro cuerpo? Además, ¿por qué siquiera debe haber la necesidad de transmitir algo? Cuando Dios creó las almas humanas dijo que eran ‘muy buenas’. Pudo decir eso porque fueron creadas perfectas, hechas para vivir en la Tierra para siempre. (Génesis 1:31.) Eran almas que no necesitaban purificación; ya eran moralmente puras. Tampoco eran almas que tuvieran que morir para volver a vivir. Tenían la perspectiva de vida eterna dentro del marco de su existencia original en la Tierra.

La respuesta de la Biblia a si usted ha vivido antes —ya sea en la región espiritual o en la Tierra— es muy clara. Igualmente clara es la oportunidad que Dios le brinda de, un día, vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. ¿Le interesaría aprender más sobre ello? Contacte a los testigos de Jehová de su localidad, ellos se lo explicarán con ayuda de la Biblia.

me imagino que tus citas biblicas son de la traduccion del "nuevo mundo verdad" de donde segun ustedes fue traducida de los papiros originales por las personas que estaban estudiando la biblia y encontraron que habian errores en las demas traducciones.

pues bien, las evidencias de que el alma no se puede destruir son mas de las que tu presentas, como recordaras Jesucristo estuvo "muerto" 3 dias supuestamente osea que estuvo en su espiritu en el mas alla por asi decirlo y su cuerpo permanecia aqui en la tierra, pero, el estuvo durmiendo ese tiempo? el no hizo nada en esos 3 dias que su espiritu no estuvo aqui en la tierra? veamos lo que dicen las escrituras al respecto y para que las puedas leer tu mismo son 1 pedro 3:18-20 y 1 pedro 4:6.

la inmortalidad del alma se habla muchas veces en la biblia y no, no viene de los griegos solamente por si dirias eso, por lo menos la biblia que todos usamos explica eso pero quizas la traduccion del nuevo mundo no.
 
Re: ¿Ha vivido usted antes?

Los cristianos no creemos en la reencarnación, sino en la RESURRECCIÓN.
 
Re: ¿Ha vivido usted antes?

No se puede hablar fácilmente de reencarnación porque no hay suficientes fuentes para darle un contexto amplio y veraz. En todo caso el que el cuerpo humano sirva de puente entre el mundo de los espíritus es un tema difícil y si se habla de otras vidas es complicado que la Biblia pueda apoyar esta filosofía, principalmente porque en el Segundo Sínodo (Concilio de la Iglesia) de Constantinopla en el 553 d.C., la iglesia Católica borró de la Biblia las referencias de Jesús sobre la “reencarnación”.

Otro punto es que las personas que recuerdan vidas anteriores y se someten a regresiones NO ESTÁN EXPERIMENTANDO SUS PROPIAS VIDAS ANTERIORES sino la de sus antepasados. Esto es sencillo, los seres humanos transmitimos a través del ADN no sólo los rasgos hereditarios sino más de lo que la sangre en sí misma recoge: memoria. Estudios avanzados sobre la sangre han demostrado que comprende más códigos que las propias cadenas macromoleculares, es decir, más allá del mundo de lo microscópico y las partículas subatómicas, el ADN registra carácter, personalidad, energía, maldiciones, bendiciones, recuerdos y patrones que evidentemente no se ven a simple vista. Muchas personas bajo regresión asumen haber sido grandes personajes de la antigüedad, es plausible que pertenezcan a una cadena de sangre de estos y por ello recuerda vivirlos como si se tratase de su propia vida, una vida que experimentó en algún tiempo atrás algún antecesor suyo.

Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” (Hebreos 9:27). Reivindico, hablar de reencarnación es complicado y no hay serias fuentes que lo abalen.