La confesión de pecados... ¿anda mal algo?

10 Octubre 2008
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“LA CONFESIÓN es una depuración espiritual, un modo de empezar de nuevo, una manera de hacer borrón y cuenta nueva. Me encanta ir a confesarme, contarle al sacerdote mis pecados, conseguir que me perdone, y la euforia que le sigue.” Así se expresó una católica devota (Bless Me, Father, for I Have Sinned [Me confieso, padre, pues he pecado]).

Según la New Catholic Encyclopedia, “únicamente al sacerdote dio o delegó Cristo la potestad de atar y desatar, de perdonar y retener” pecados. La misma obra de consulta dice que la confesión regular sirve “para restablecer la santidad de vida que se ha perdido por pecar gravemente y para [...] purificar la conciencia de uno”. Sin embargo, el ambiente moral de muchos países demuestra que la confesión regular no mueve a muchos que la practican a ‘apartarse de lo que es malo y hacer lo que es bueno’. (Salmo 34:14.) Por eso, ¿anda mal algo?

¿Solo un rito?

La confesión puede comenzar como un simple rito. En Irlanda la primera confesión precede inmediatamente a la primera comunión. ¿Y causa alguna sorpresa el que una niña de siete años de edad pensara más en el bonito traje de novia en miniatura que va a ponerse que en “restablecer la santidad de vida que se ha perdido por pecar gravemente”?

“Lo que más me entusiasmó fue el traje, además de recibir dinero de mis parientes”, reconoce Ramona, quien se confesó por primera vez cuando tenía siete años. “Entre todas las niñas que conocía —sigue diciendo—, no había ningún sentimiento espiritual. Ninguna de nosotras siquiera pensaba en Dios en aquel momento.”

De hecho, el obligar a niñitos a confesar sus pecados con regularidad puede llevar a repeticiones mecánicas. “Simplemente decía las mismas cosas una y otra vez”, dice Michael, quien también empezó a practicar la confesión a la edad de siete años.

Las observaciones de algunos católicos que se citan en el libro Bless Me, Father, for I Have Sinned muestran que la confesión tenía poco valor espiritual para ellos aun después, tras algunos años. “La confesión enseña a uno a mentir, pues hay cosas que uno sencillamente no puede resignarse a revelar al sacerdote”, admitió alguien. El que unos sacerdotes pensaran de una manera y otros de otra pudiera explotarse para conseguir la penitencia mínima. Algunos buscaban un “buen” confesor que les diera el consejo que querían oír. “Después de investigar por tres meses, hallé a mi confesor. Lo veo todos los meses, cara a cara en la sala de reconciliación; y me parece extraordinario”, dijo una joven. Otro católico dijo: “Si uno fuera listo, buscaría a un sacerdote que fuera sordo y no hablara [el idioma de uno], salvo las palabras ‘tres avemarías’”.

Como se ve, algo anda mal en la confesión como la practican algunos. Pero la Biblia indica que la confesión de pecados es necesaria, pues dice: “El que oculta sus pecados no prosperará, el que los confiesa y se enmienda alcanzará misericordia”. (Proverbios 28:13, Versión Nácar-Colunga, 1972.)
 
Re: La confesión de pecados... ¿anda mal algo?

Dice Santiago: " Confesaos vuestras faltas unos a otros" (Santiago 5:16); esa es la confesión bíblica. Nunca Jesús pretendió que nos arrodillemos ante un hombre caído y confesarle nuestras faltas. Si pecamos contra un hermano, amigo o vecino, vayamos a ellos y confesemos la falta; si pecamos contra Dios, a El le confesamos. No es malo confesarle a un amigo, pastor o cura algunos pecados que cometemos para que nos aconsejen y oren por nosotros. Pero arrodillarse ante un confesionario, decir nuestros pecados y recibir una penitencia no es bíblico.
 
Re: La confesión de pecados... ¿anda mal algo?

En mi bolg he publicado algo acerca del ritualismo en que solemos caer muchos catolicos; http://conocetufe.blogspot.com/2009/03/los-ritos.html sinembargo es un mal concepto que tiene los hermanos protestantes sobre el sacramento de la confesion, la confesion no solo me garantiza la remision de mis pecados (Cosa que los protestantes no pueden saber) y ademas me da las gracias necesarias para enfrentar la tentacion.

Por el contrario, no siempre se recibe la mismos frutos de la confesion sacramental aunque el sacramento actua "Ex opere operato" el que la persona este dispuesta y arrepentida y se acerque al sacramento recibira mas frutos del mismo
 
Re: La confesión de pecados... ¿anda mal algo?

Dice Santiago: " Confesaos vuestras faltas unos a otros" (Santiago 5:16); esa es la confesión bíblica.

Hola hermano Cajiga, DTB.

mmm... también esto dice la palabra en el libro de corintios:

2Co 5:18 Y todas las cosas son de Dios, el cual nos reconcilió consigo por Jesu Cristo, y nos ha dado el ministerio de la reconciliación.
2Co 5:19 Es a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo, no imputándoles sus pecados, y ha entregado a nosotros la palabra de la reconciliación.
2Co 5:20 Así que embajadores somos de Cristo, como si Dios os rogase por nosotros: os suplicamos de parte de Cristo, que os reconcilieis con Dios.
2Co 5:21 Porque a él que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

De igual manera los primeros Cristisano acudian ante los apotóles y consfesaban sus pecados:

Hch 19:18 Y muchos de los que habían creido, venían confesando, y dando cuenta de sus hechos.

Nunca Jesús pretendió que nos arrodillemos ante un hombre caído y confesarle nuestras faltas.

El arrodillarse puede ser signo de Adoración o de de Repeto=Veneración (Josue 5,13-15, 2 Rey 4,26-27, Tob 12,15-16 nosotros como Católicos nos arrodillamos no porque el sacerdote sea alguién más que nosotros(dejando su naturaleza humana) sino porque en ESE MOMENTO ESTAMOS RECIBIENDO DICHO SACRAMENTO y es Cristo mismo que habiendo pagado nuestra salvación en el calvario y haber redimido todos nuestros pecados a traves de Su Espiritu Santo con la autoridad que cristo mismo concedió a sus apostoles (Jn 20,22-23) de perdonara o no los pecados de cada de uno de nosotros se cumple dicho SACRAMENTO.

Si pecamos contra un hermano, amigo o vecino, vayamos a ellos y confesemos la falta; si pecamos contra Dios, a El le confesamos.

Tenemos que pedir a nuestros hermanos en eso tines toda la razón , de igual forma debemos pedirle perdon a Dios porque el es nuetsro padre, pero también hay que recordar que Cristo mismo ha concedido a sus apostóles y sucesores este gran ministerio (2 Cor 5,18-21) como lo dice San Pablo en la cita que te proporcioné en un inicio. Si sólo Dios quisiera que le pidieramos perdón de nuestros pecados ¿Para que Jesús edificó la iglesia en sus apostóles y profetsas(Ef 2,20) y le concedió tal poder (Mt 16,19 cfr Jn 20 22-23)?

No es malo confesarle a un amigo, pastor o cura algunos pecados que cometemos para que nos aconsejen y oren por nosotros.

Claro que no es malo ya que los hermano nos pueden ayudar y podemos interceder unos por otros(Ef 6,18-19, Col 1,3-4).

Pero arrodillarse ante un confesionario, decir nuestros pecados y recibir una penitencia no es bíblico.

El arrodillarse claro que sí es bibíblico y el mismo Josué se postró no en un confesionario pero si delante del arca del señor:

Jos 7:6 "Entónces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta la tarde; él, y los ancianos de Israel, echando polvo sobre sus cabezas."

y Como mencioné anteriormente confesar nuestros pecado seguro que también es bíblico:

Mar 1:5 "Y salía a él todo el país de Judea, y los de Jerusalem; y eran todos bautizados por él en el río del Jordan, confesando sus pecados".

Hch 19:18 "Y muchos de los que habían creido, venían confesando, y dando cuenta de sus hechos".

En cuanto a la penitencia es una forma de reparara el mal que has cometido ya que muchas veces nuestros pecado llegan a ofender a los demás y esto puede ser algo grave o muy dañino para nuestro projimo, es por ello que el Catesismo de la iglesia dice esto:

1460 La penitencia que el confesor impone debe tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la gravedad y a la naturaleza de los pecados cometidos. Puede consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia, servicios al prójimo, privaciones voluntarias, sacrificios, y sobre todo, la aceptación paciente de la cruz que debemos llevar. Tales penitencias ayudan a configurarnos con Cristo que, el Unico que expió nuestros pecados (Rm 3,25; 1 Jn 2,1-2) una vez por todas. Nos permiten llegar a ser coherederos de Cristo resucitado, "ya que sufrimos con él" (Rm 8,17; cf Cc. de Trento: DS 1690):

Pero nuestra satisfacción, la que realizamos por nuestros pecados, sólo es posible por medio de Jesucristo: nosotros que, por nosotros mismos, no podemos nada, con la ayuda "del que nos fortalece, lo podemos todo" (Flp 4,13). Así el hombre no tiene nada de que pueda gloriarse sino que toda "nuestra gloria" está en Cristo...en quien satisfacemos "dando frutos dignos de penitencia" (Lc 3,8) que reciben su fuerza de él, por él son ofrecidos al Padre y gracias a él son aceptados por el Padre (Cc. de Trento: DS 1691).

Sin otro pednidente me despido hermano, DTB.

Chico Católico