“Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 28:19, 20.
¿Sabe usted que en general en todas las religiones se considera el uso del agua de manera muy semejante a como consideran su uso las multitudes que se bañan en las aguas del río Ganges para obtener fuerza espiritual y virtud? La semejanza estriba en el hecho de que se alega que hay mérito en el acto de bañarse y, en el caso de otras religiones, en el acto de rociar, derramar o sumergir, esto último siendo bautismo o inmersión.
Este punto de vista, de que de alguna manera los pecados son solubles en el agua y que por lo tanto el usar agua en las ceremonias religiosas de diversas clases resulta en algún mérito o beneficio espiritual lo muestra el hecho de que las iglesias de la cristiandad designan ese uso como “sacramento.” Según las religiones católicas griega y romana, el bautismo es el primero de siete sacramentos, y, según la mayoría de las sectas protestantes, el primero de dos. No hay base bíblica para el punto de vista que adoptan las religiones, ya sea de la cristiandad o del mundo no cristiano, de que le proviene gracia, santidad o beneficio espiritual al que es sumergido o rociado, o a aquel sobre quien se derrama agua en alguna ceremonia religiosa.
¿Hay algún uso del agua en una ceremonia religiosa cristiana que la Biblia apruebe? Sí, y por el texto citado al principio de este artículo usted puede ver que así es, porque hay un mandato de Cristo Jesús, el fundador y caudillo del cristianismo, que dijo: ‘Vayan y bauticen.’ También identificó y describió a las personas que habrían de ser bautizadas de acuerdo con su mandato al decir que eran aquellas elegibles para hacerse “discípulos.”
La enseñanza falsa de que el bautismo es un sacramento es uno de los grandes daños religiosos que se les han hecho a los hombres. ¿Por qué? Porque tal enseñanza hace creer a la gente que el bautismo tiene mérito e imparte gracia y beneficio al que es bautizado, porque se alega que el ser sumergido o mojado con agua resulta en cosas asombrosas para el individuo que es sumergido así o aun rociado o sobre el cual se derrama agua.
ACERCA DE QUE SEA SACRAMENTO
La siguiente información se toma de The Catholic Encyclopedia, tomo II, y la citamos ahora con el propósito de mostrar lo que alega la secta católica en cuanto a la ceremonia del bautismo. “‘El decreto para los armenios’ en la bula ‘Exultate Deo’ del papa Eugenio IV. . . . ‘El bautismo santo ocupa el primer lugar entre los sacramentos, porque es la puerta a la vida espiritual; pues por él somos hechos miembros de Cristo e incorporados a la Iglesia. . . . El efecto de este sacramento es la remisión de todo pecado, original y existente; igualmente, de todo castigo que le corresponde al pecado.’”
La remisión de los pecados no le viene a una persona porque se moja con agua, y eso es verdad en relación con el pecado original y el subsecuente. La remisión solo viene por medio de la provisión de Jehová del sacrificio de Cristo Jesús. El sacrificio de la vida humana perfecta de Jesús libra a la humanidad del pecado y la muerte, como se declara en Juan 1:29; 2 Corintios 5:21; Hebreos 9:24-26; 1 Juan 2:1, 2. Tampoco podría una sumersión en agua salvar al individuo del castigo que le corresponde por el pecado voluntarioso, como se indica en Juan 15:19; Gálatas 1:3, 4; Revelación 18:3-8. La inmersión en agua no constituye a un individuo en miembro de la iglesia, el cuerpo de Cristo, la congregación espiritual.—2 Tes. 2:13; Juan 17:6; Rom. 8:30.
En relación con esto The Two Babylons, por Hislop, declara: “Esta doctrina de regeneración bautismal también es esencialmente babilónica. Algunos quizás tropiecen ante la idea de que la regeneración se conociera de modo alguno en el mundo pagano; pero si solo fueran a la India, encontrarían en este día, personas, que jamás han abierto sus oídos a la instrucción cristiana, tan familiarizadas con el vocablo y la idea como nosotros mismos. . . . Encontramos que diferentes autores de la antigüedad dan testimonio directo tanto al hecho de este bautismo babilónico como al propósito de él. . . . A los que fueran bautizados así, como nos asegura Tertuliano, se les prometía, la consecuencia, ‘REGENERACIÓN, y el perdón de todos sus perjurios.’ Se sabe que nuestros propios antepasados paganos, los adoradores de Odín, han practicado ritos bautismales, que, considerados en relación con su objeto reconocido al practicarlos, muestran que, originalmente, por lo menos, deben haber creído que la culpa y la corrupción naturales de sus hijos recién nacidos podían ser limpiados por medio de rociarlos con agua, o por medio de zambullirlos, tan pronto como nacían, en lagos o ríos. Sí, al otro lado del Atlántico, en México, se encontró la misma doctrina de regeneración bautismal en pleno vigor entre los nativos, cuando Cortés y sus guerreros desembarcaron en sus costas. . . . El lector ya ha visto cuán fielmente ha copiado Roma el exorcismo pagano en relación con el bautismo. Todas las otras peculiaridades concomitantes al bautismo romano, como el uso de sal, saliva, crisma o ungir con aceite y el marcar la frente con el signo de la cruz, son igualmente paganas.”
Hoy en las diversas ceremonias bautismales de las iglesias de la cristiandad se incluyen los siguientes dispositivos: padrinos, el respirar sobre el rostro del candidato para exorcizar a los espíritus malignos, el hacer la señal de la cruz, la imposición de las manos, el poner sal “bendita” en la boca del candidato, el tocar los oídos y la nariz con saliva del sacerdote, el ungir con aceite, la ablución triple, el velo blanco, las velas encendidas y otros apéndices de adoración no provistos por la Biblia. The Catholic Encyclopedia y otras autoridades religiosas identifican a éstos como apéndices de práctica demoníaca o adoración diabólica y por lo tanto no cristianos.
NO TODO EL MUNDO LLENA LOS REQUISITOS PARA SER BAUTIZADO
De las palabras de Jesús se discierne claramente quiénes llenan los requisitos para el bautismo: “Hagan discípulos . . . bautizándolos.” (Mat. 28:19) Los discípulos son personas que aprenden, personas que tienen información y que se forman un juicio en cuanto al asunto sobre el cual se les ha informado, que en este caso tiene que ver con Cristo Jesús, su Padre Celestial, Jehová Dios, la Palabra de Dios, Sus propósitos y la relación de estos individuos con Jehová por medio de Jesucristo. Quizás usted pregunte: “Si eso es verdad, ¿cómo se puede bautizar a las criaturas, los bebés? ¿Son elegibles para el bautismo cristiano que mandó Jesús?”
¿Pueden arrepentirse los bebés, obtener conocimiento, ejercer fe, dedicarse a Jehová Dios? No, no pueden hacer eso. Expresado de otro modo, no pueden hacerse discípulos. También, puesto que el bautismo no es un sacramento, en sí no le otorga ningún mérito al bautizado, y por eso se desprende que el bautismo de infantes no tiene valor alguno, así como no tiene el apoyo de la Palabra de Dios. Lea en Hechos 10:44-48 acerca de la conversión de Cornelio y vea que el espíritu santo cayó sobre los que oyeron la palabra de Dios; estas personas llegaron a ser elegibles para el bautismo y fueron sumergidas. No se puede decir que los infantes pueden oír la Palabra de Dios con entendimiento y con efecto en ellos, de modo que satisfagan los requisitos para el bautismo cristiano.
El requisito de que un candidato para la inmersión cristiana apropiada sea discípulo no solo decide contra el que los bebés sean elegibles para bautismo, sino también contra el que otras personas sean elegibles, aun adultos, que no estén familiarizadas con la Palabra de Dios ni hayan respondido a ésta.
El habérseles enseñado a observar los mandamientos de Jesús significa más que el simplemente habérseles informado lo que son esos mandamientos. Se le puede decir o se le puede informar algo a una persona sin que ella responda; empero, cuando esas cosas se le enseñan a una persona, la respuesta de ella demuestra la realidad de ello.
La respuesta a la Palabra de Dios de parte del discípulo se ve en que emprende un derrotero que tienen que seguir todos aquellos de entre la humanidad que quieran conseguir la vida, un derrotero que realmente es la más elevada y la más noble de las ambiciones y aspiraciones humanas. (Juan 17:2, 3; Sal. 119:1, 2) Es lo que coloca a una criatura humana en su relación apropiada con su Creador. Es la única adoración verdadera de Dios. Sin esto realmente no hay adoración de Dios de parte de individuos en la actualidad.
El discípulo tiene que bautizarse si quiere ser obediente a los requisitos de la Biblia. El bautismo es una ceremonia abierta, pública, formal, que indica que uno ha tomado la decisión de hacer la voluntad de Dios. Este acto en presencia de testigos es un requisito que se ha impuesto al individuo dedicado. Necesariamente tiene que haber evidencia que se pueda observar de la dedicación que el individuo ha hecho, porque esa dedicación señala el cambio o punto de viraje en la vida de la persona, y sus compañeros cristianos tienen derecho a saber eso, para poder saber qué esperar de la persona de entonces en adelante.
¿Sabe usted que en general en todas las religiones se considera el uso del agua de manera muy semejante a como consideran su uso las multitudes que se bañan en las aguas del río Ganges para obtener fuerza espiritual y virtud? La semejanza estriba en el hecho de que se alega que hay mérito en el acto de bañarse y, en el caso de otras religiones, en el acto de rociar, derramar o sumergir, esto último siendo bautismo o inmersión.
Este punto de vista, de que de alguna manera los pecados son solubles en el agua y que por lo tanto el usar agua en las ceremonias religiosas de diversas clases resulta en algún mérito o beneficio espiritual lo muestra el hecho de que las iglesias de la cristiandad designan ese uso como “sacramento.” Según las religiones católicas griega y romana, el bautismo es el primero de siete sacramentos, y, según la mayoría de las sectas protestantes, el primero de dos. No hay base bíblica para el punto de vista que adoptan las religiones, ya sea de la cristiandad o del mundo no cristiano, de que le proviene gracia, santidad o beneficio espiritual al que es sumergido o rociado, o a aquel sobre quien se derrama agua en alguna ceremonia religiosa.
¿Hay algún uso del agua en una ceremonia religiosa cristiana que la Biblia apruebe? Sí, y por el texto citado al principio de este artículo usted puede ver que así es, porque hay un mandato de Cristo Jesús, el fundador y caudillo del cristianismo, que dijo: ‘Vayan y bauticen.’ También identificó y describió a las personas que habrían de ser bautizadas de acuerdo con su mandato al decir que eran aquellas elegibles para hacerse “discípulos.”
La enseñanza falsa de que el bautismo es un sacramento es uno de los grandes daños religiosos que se les han hecho a los hombres. ¿Por qué? Porque tal enseñanza hace creer a la gente que el bautismo tiene mérito e imparte gracia y beneficio al que es bautizado, porque se alega que el ser sumergido o mojado con agua resulta en cosas asombrosas para el individuo que es sumergido así o aun rociado o sobre el cual se derrama agua.
ACERCA DE QUE SEA SACRAMENTO
La siguiente información se toma de The Catholic Encyclopedia, tomo II, y la citamos ahora con el propósito de mostrar lo que alega la secta católica en cuanto a la ceremonia del bautismo. “‘El decreto para los armenios’ en la bula ‘Exultate Deo’ del papa Eugenio IV. . . . ‘El bautismo santo ocupa el primer lugar entre los sacramentos, porque es la puerta a la vida espiritual; pues por él somos hechos miembros de Cristo e incorporados a la Iglesia. . . . El efecto de este sacramento es la remisión de todo pecado, original y existente; igualmente, de todo castigo que le corresponde al pecado.’”
La remisión de los pecados no le viene a una persona porque se moja con agua, y eso es verdad en relación con el pecado original y el subsecuente. La remisión solo viene por medio de la provisión de Jehová del sacrificio de Cristo Jesús. El sacrificio de la vida humana perfecta de Jesús libra a la humanidad del pecado y la muerte, como se declara en Juan 1:29; 2 Corintios 5:21; Hebreos 9:24-26; 1 Juan 2:1, 2. Tampoco podría una sumersión en agua salvar al individuo del castigo que le corresponde por el pecado voluntarioso, como se indica en Juan 15:19; Gálatas 1:3, 4; Revelación 18:3-8. La inmersión en agua no constituye a un individuo en miembro de la iglesia, el cuerpo de Cristo, la congregación espiritual.—2 Tes. 2:13; Juan 17:6; Rom. 8:30.
En relación con esto The Two Babylons, por Hislop, declara: “Esta doctrina de regeneración bautismal también es esencialmente babilónica. Algunos quizás tropiecen ante la idea de que la regeneración se conociera de modo alguno en el mundo pagano; pero si solo fueran a la India, encontrarían en este día, personas, que jamás han abierto sus oídos a la instrucción cristiana, tan familiarizadas con el vocablo y la idea como nosotros mismos. . . . Encontramos que diferentes autores de la antigüedad dan testimonio directo tanto al hecho de este bautismo babilónico como al propósito de él. . . . A los que fueran bautizados así, como nos asegura Tertuliano, se les prometía, la consecuencia, ‘REGENERACIÓN, y el perdón de todos sus perjurios.’ Se sabe que nuestros propios antepasados paganos, los adoradores de Odín, han practicado ritos bautismales, que, considerados en relación con su objeto reconocido al practicarlos, muestran que, originalmente, por lo menos, deben haber creído que la culpa y la corrupción naturales de sus hijos recién nacidos podían ser limpiados por medio de rociarlos con agua, o por medio de zambullirlos, tan pronto como nacían, en lagos o ríos. Sí, al otro lado del Atlántico, en México, se encontró la misma doctrina de regeneración bautismal en pleno vigor entre los nativos, cuando Cortés y sus guerreros desembarcaron en sus costas. . . . El lector ya ha visto cuán fielmente ha copiado Roma el exorcismo pagano en relación con el bautismo. Todas las otras peculiaridades concomitantes al bautismo romano, como el uso de sal, saliva, crisma o ungir con aceite y el marcar la frente con el signo de la cruz, son igualmente paganas.”
Hoy en las diversas ceremonias bautismales de las iglesias de la cristiandad se incluyen los siguientes dispositivos: padrinos, el respirar sobre el rostro del candidato para exorcizar a los espíritus malignos, el hacer la señal de la cruz, la imposición de las manos, el poner sal “bendita” en la boca del candidato, el tocar los oídos y la nariz con saliva del sacerdote, el ungir con aceite, la ablución triple, el velo blanco, las velas encendidas y otros apéndices de adoración no provistos por la Biblia. The Catholic Encyclopedia y otras autoridades religiosas identifican a éstos como apéndices de práctica demoníaca o adoración diabólica y por lo tanto no cristianos.
NO TODO EL MUNDO LLENA LOS REQUISITOS PARA SER BAUTIZADO
De las palabras de Jesús se discierne claramente quiénes llenan los requisitos para el bautismo: “Hagan discípulos . . . bautizándolos.” (Mat. 28:19) Los discípulos son personas que aprenden, personas que tienen información y que se forman un juicio en cuanto al asunto sobre el cual se les ha informado, que en este caso tiene que ver con Cristo Jesús, su Padre Celestial, Jehová Dios, la Palabra de Dios, Sus propósitos y la relación de estos individuos con Jehová por medio de Jesucristo. Quizás usted pregunte: “Si eso es verdad, ¿cómo se puede bautizar a las criaturas, los bebés? ¿Son elegibles para el bautismo cristiano que mandó Jesús?”
¿Pueden arrepentirse los bebés, obtener conocimiento, ejercer fe, dedicarse a Jehová Dios? No, no pueden hacer eso. Expresado de otro modo, no pueden hacerse discípulos. También, puesto que el bautismo no es un sacramento, en sí no le otorga ningún mérito al bautizado, y por eso se desprende que el bautismo de infantes no tiene valor alguno, así como no tiene el apoyo de la Palabra de Dios. Lea en Hechos 10:44-48 acerca de la conversión de Cornelio y vea que el espíritu santo cayó sobre los que oyeron la palabra de Dios; estas personas llegaron a ser elegibles para el bautismo y fueron sumergidas. No se puede decir que los infantes pueden oír la Palabra de Dios con entendimiento y con efecto en ellos, de modo que satisfagan los requisitos para el bautismo cristiano.
El requisito de que un candidato para la inmersión cristiana apropiada sea discípulo no solo decide contra el que los bebés sean elegibles para bautismo, sino también contra el que otras personas sean elegibles, aun adultos, que no estén familiarizadas con la Palabra de Dios ni hayan respondido a ésta.
El habérseles enseñado a observar los mandamientos de Jesús significa más que el simplemente habérseles informado lo que son esos mandamientos. Se le puede decir o se le puede informar algo a una persona sin que ella responda; empero, cuando esas cosas se le enseñan a una persona, la respuesta de ella demuestra la realidad de ello.
La respuesta a la Palabra de Dios de parte del discípulo se ve en que emprende un derrotero que tienen que seguir todos aquellos de entre la humanidad que quieran conseguir la vida, un derrotero que realmente es la más elevada y la más noble de las ambiciones y aspiraciones humanas. (Juan 17:2, 3; Sal. 119:1, 2) Es lo que coloca a una criatura humana en su relación apropiada con su Creador. Es la única adoración verdadera de Dios. Sin esto realmente no hay adoración de Dios de parte de individuos en la actualidad.
El discípulo tiene que bautizarse si quiere ser obediente a los requisitos de la Biblia. El bautismo es una ceremonia abierta, pública, formal, que indica que uno ha tomado la decisión de hacer la voluntad de Dios. Este acto en presencia de testigos es un requisito que se ha impuesto al individuo dedicado. Necesariamente tiene que haber evidencia que se pueda observar de la dedicación que el individuo ha hecho, porque esa dedicación señala el cambio o punto de viraje en la vida de la persona, y sus compañeros cristianos tienen derecho a saber eso, para poder saber qué esperar de la persona de entonces en adelante.