Re: El Centro White le responde a Billy Vicente
"Pero opiniéndose y BLASFEMANDO estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia está limpia; desde ahora me iré a los gentiles" (Hech. 18:6).
Hablando de los tiempos en que era perseguidor de la iglesia de Cristo (de la que tú, réprobo, no formas parte) el apóstol Pablo dijo: "habiendo yo sido antes BLASFEMO, perseguidor e injuriador..." (1 Tim. 1:13).
Juan de Patmos habla de la farsa en la que se había convertido el judaísmo en los últimos días de la existencia de Israel: "Yo conozco tus obras, tu tribulación, tu pobreza (aunque eres rico) y la BLASFEMIA de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás" (Apoc. 2:9).
No das una, inepto infeliz.
¿Púrpura? ¿Joyas? Verás, pequeño inepto, el sumo sacerdote hebreo llevaba un efod hecho de oro, azul, púrpura, escarlata y lino fino (Éxo. 28:5, 6, NVI). El efod y el pectoral del sumo sacerdote contenía, aparte de oro, diversas piedras preciosas (vers. 9-13, 17-21). La copa que llevaba la mujer en la mano es una alusión a las ofrendas líquidas que se realizaban en el santuario (Éxo. 29:40, 41; 30:9; Lev. 23:13, 18, 37) y la inscripción que llevaba en la frente es una caricatura de la inscripción "SANTIDAD A JEHOVÁ" que llevaba el sumo sacerdote en su mitra (Éxo. 28:36-38). Además, infeliz, la ramera de Apocalipsis es quemada (17:16), que es precisamente la suerte que caía sobre las hijas de los sacerdotes hebreos (Lev. 21:9). Una adúltera era apedreada, pero si la adúltera era hija de un sacerdote, era quemada, como quemada fue la ciudad de Jerusalén, infeliz.
Dime, pequeñuelo, ¿cómo haces para tener una ignorancia bíblica tan pavorosa? ¿De qué basura te alimentas, infeliz? ¿De la "luz menor"? ¿No crees que sería buena idea usar solo la "luz mayor"? Así tu ignorancias no quedarías continuamente al desnudo.
Je, je, je. Prefiero creer a Jesucristo a creer a un réprobo como tú, infeliz. "No es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén" (Luc. 13:33). "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste! (Mat. 23:37).
Dirigiéndose a cierta gentuza de Jerusalén, similar a los de tu ralea, el Salvador dijo lo siguiente: "Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en VUESTRAS SINAGOGAS y perseguiréis de ciudad en ciudad" (Mateo 23:34). ¿Has visto, infeliz? ¡No habla de las mazmorras de la Inquisición! Habla de las SINAGOGAS.
Y Jesús prosiguió: "Así recaerá SOBRE VOSOTROS TODA LA SANGRE JUSTA QUE SE HA DERRAMADO SOBRE LA TIERRA, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar" (Mat. 23:35).
Y después añade: "De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación" (Mat. 23:36).
La ciudad que mataba a los profetas y a los santos reaparece en el Apocalipsis. ¿Sabes dónde, infeliz? En el capítulo 18, hablando de la ruina de "Babilonia", Juan da un detalle inconfundible, pequeño embustero: "En ella se halló LA SANGRE DE LOS PROFETAS Y DE LOS SANTOS Y DE TODOS LOS QUE HAN SIDO MUERTOS EN LA TIERRA" (Apoc. 18:24).
Jesús afirma que toda la sangre justa que se había derramado en la tierra, desde Abel hasta Zacarías hijo de Joiada (en 2 Crónicas) fue derramada en Jerusalén por antonomasia, no en Roma. Juan de Patmos afirma que todos los muertos en la tierra, particularmente los profetas y los santos fueron muertos en "Babilonia". Está meridianamente claro lo que es "Babilonia". No es otra cosa que Jerusalén, infeliz.
Oye, cuando encuentres algún versículo que diga: "¡Roma, Roma, cuántas veces quise...!", o "No es posisble que un profeta muera fuera de Roma, nos avisas, pequeño infeliz.
Saludos, infeliz.
Je, je, je. ¡Qué engreimiento! ¿Qué te hace suponer que hay en ti algo envidiable, infeliz?
Es un clamoroso off-topic, infeliz, pero veámoslo. Sin problemas.
??? ¿Qué parida es esta? Jerusalén, tuviera el tamaño que tuviera, infeliz, era la ciudad más importante del cristianismo y del judaísmo. ¡Claro que cuadra perfectamente con mi posición, infeliz!
¿No es una blasfemia, embustero? Fíjate, pequeño impostor, cómo describe Lucas el comportamiento de los judíos refractarios al cristianismo: "Pero viendo los judíos dla muchedumbre, se llenaron de celos y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y BLASFEMANDO" (Hech. 13:45).
"Pero opiniéndose y BLASFEMANDO estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia está limpia; desde ahora me iré a los gentiles" (Hech. 18:6).
Hablando de los tiempos en que era perseguidor de la iglesia de Cristo (de la que tú, réprobo, no formas parte) el apóstol Pablo dijo: "habiendo yo sido antes BLASFEMO, perseguidor e injuriador..." (1 Tim. 1:13).
Juan de Patmos habla de la farsa en la que se había convertido el judaísmo en los últimos días de la existencia de Israel: "Yo conozco tus obras, tu tribulación, tu pobreza (aunque eres rico) y la BLASFEMIA de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás" (Apoc. 2:9).
No das una, inepto infeliz.
JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
¿Púrpura? ¿Joyas? Verás, pequeño inepto, el sumo sacerdote hebreo llevaba un efod hecho de oro, azul, púrpura, escarlata y lino fino (Éxo. 28:5, 6, NVI). El efod y el pectoral del sumo sacerdote contenía, aparte de oro, diversas piedras preciosas (vers. 9-13, 17-21). La copa que llevaba la mujer en la mano es una alusión a las ofrendas líquidas que se realizaban en el santuario (Éxo. 29:40, 41; 30:9; Lev. 23:13, 18, 37) y la inscripción que llevaba en la frente es una caricatura de la inscripción "SANTIDAD A JEHOVÁ" que llevaba el sumo sacerdote en su mitra (Éxo. 28:36-38). Además, infeliz, la ramera de Apocalipsis es quemada (17:16), que es precisamente la suerte que caía sobre las hijas de los sacerdotes hebreos (Lev. 21:9). Una adúltera era apedreada, pero si la adúltera era hija de un sacerdote, era quemada, como quemada fue la ciudad de Jerusalén, infeliz.
Dime, pequeñuelo, ¿cómo haces para tener una ignorancia bíblica tan pavorosa? ¿De qué basura te alimentas, infeliz? ¿De la "luz menor"? ¿No crees que sería buena idea usar solo la "luz mayor"? Así tu ignorancias no quedarías continuamente al desnudo.
Bueno, infeliz. Está quedando de manifiesto que mi posición gana a la tuya por goleada, chiquitín. En cuanto a iglesias falsas, conozco pocas más falsas que la tuya.
Je, je, je. Prefiero creer a Jesucristo a creer a un réprobo como tú, infeliz. "No es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén" (Luc. 13:33). "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste! (Mat. 23:37).
Dirigiéndose a cierta gentuza de Jerusalén, similar a los de tu ralea, el Salvador dijo lo siguiente: "Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en VUESTRAS SINAGOGAS y perseguiréis de ciudad en ciudad" (Mateo 23:34). ¿Has visto, infeliz? ¡No habla de las mazmorras de la Inquisición! Habla de las SINAGOGAS.
Y Jesús prosiguió: "Así recaerá SOBRE VOSOTROS TODA LA SANGRE JUSTA QUE SE HA DERRAMADO SOBRE LA TIERRA, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar" (Mat. 23:35).
Y después añade: "De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación" (Mat. 23:36).
La ciudad que mataba a los profetas y a los santos reaparece en el Apocalipsis. ¿Sabes dónde, infeliz? En el capítulo 18, hablando de la ruina de "Babilonia", Juan da un detalle inconfundible, pequeño embustero: "En ella se halló LA SANGRE DE LOS PROFETAS Y DE LOS SANTOS Y DE TODOS LOS QUE HAN SIDO MUERTOS EN LA TIERRA" (Apoc. 18:24).
Jesús afirma que toda la sangre justa que se había derramado en la tierra, desde Abel hasta Zacarías hijo de Joiada (en 2 Crónicas) fue derramada en Jerusalén por antonomasia, no en Roma. Juan de Patmos afirma que todos los muertos en la tierra, particularmente los profetas y los santos fueron muertos en "Babilonia". Está meridianamente claro lo que es "Babilonia". No es otra cosa que Jerusalén, infeliz.
Oye, cuando encuentres algún versículo que diga: "¡Roma, Roma, cuántas veces quise...!", o "No es posisble que un profeta muera fuera de Roma, nos avisas, pequeño infeliz.
Bueno, pequeñuelo. Ya sabemos que tú de Biblia no sabes nada, pero comprende que los cristianos sí leemos la Biblia y, por lo tanto, nos atenemos a sus enseñanzas. La gran ramera del Apocalipsis, "Babilonia", fue Jerusalén. La caída de Babilonia fue la caída de Jerusalén. Los famosos mensajes de los tres ángeles fueron predicados antes de la caída de Jerusalén, y, por lo tanto, todo el falso "evangelio" del adventismo no es más que una burda impostura.
Saludos, infeliz.
